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Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos (Patagonia, Argentina)

La obra comienza con la llegada de un ángel encarnado en la figura del portero de la escuela, quien tiene la misión de convencer a cuatro chicos para que tomen la Primera Comunión con los demás compañeritos del curso.

La historia se compone de una sucesión vertiginosa de conversaciones —a veces en clase, a veces en el recreo— entre los alumnos, el portero y los maestros de la escuela. En ellas se evidencian, por un lado, las dudas y los planteos con respecto a la religión mal entendida, a los pecados, al Cielo, al Infierno, y por otro, las preguntas propias de la edad en torno a la sexualidad y otros tabúes, que llevan a situaciones propias del teatro del absurdo o del grotesco.

Cabe aclarar que la obra no está enfocada solo a la crítica religiosa sino que también abarca temas de la sociedad en general: la mala educación, la discriminación y a las agresiones que nacen desde el miedo y la censura ya que todo se ve como un pecado. Las metáforas o los eufemismos llevan a representaciones extrañas de la imagen de Dios, portador de un rayo que lanza sobre la gente cuando está enojado, o a groseras confusiones, como por ejemplo, el problema del cofre y la llave para referirse a los genitales.

Crecer implica angustias y también se evidencian en el bullying al chico gordo, la burla al chico que va a ser gay cuando madure, al que tiene una visión inocente del mundo, al que nunca entiende nada y al portero por ser de una extracción social diferente.

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«Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos®», se ha convertido en una obra de culto que ha realizado ocho exitosas temporadas en Argentina y sigue recorriendo el mundo.

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Idea y dramaturgia: Juan Paya

Elenco: Erwin Miranda, Diego Zuniga, Patricio Ramos, José Cartes y Pipi Oliva.

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